En una controversia que ha despertado indignación en los ciudadanos y autoridades regionales, el alcalde del distrito de Los Baños del Inca, Jaime Mantilla, se ha negado públicamente a demoler una estructura que afecta gravemente el paisaje cultural hacia las Ventanillas de Otuzco, uno de los atractivos turísticos más emblemáticos de la región.
Lo más alarmante es que el propio alcalde admitió que la obra fue ejecutada por su empresa. Es decir, no solo se trata de una construcción cuestionada desde el punto de vista patrimonial, sino también de un posible caso de conflicto de intereses que debe ser investigado a fondo. Durante declaraciones ofrecidas este lunes, Mantilla fue enfático: «No voy a derribar la estructura. Que vengan las denuncias, yo las voy a soportar», dijo, minimizando el daño generado.
Además, el alcalde declaró que «a la izquierda y derecha de las Ventanillas hay más edificaciones, entonces, si demolemos una, tendríamos que demoler todas…». Dejando en claro que la construcción continuará en el lugar.
La edificación, ubicada en una zona de alta visibilidad hacia el sitio arqueológico, rompe con la armonía visual del paisaje que enmarca las Ventanillas de Otuzco, un conjunto de criptas funerarias talladas en roca que datan de tiempos preincaicos y que forman parte del patrimonio cultural de la nación. La construcción ha sido señalada como incompatible con el entorno por múltiples entidades, entre ellas la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cajamarca, que ha emitido al menos seis informes técnicos solicitando su retiro.
También la Dirección Regional de Turismo de Cajamarca (Dircetur) ha intervenido, remitiendo un informe formal al despacho del alcalde. «Ese tipo de construcciones atenta directamente contra la imagen cultural y turística del distrito», sostuvo la directora regional, Nelly Huamán, en declaraciones a la prensa. Pero ninguna de estas advertencias ha sido suficiente para hacer retroceder al burgomaestre.
La negativa de Mantilla no solo desafía los marcos legales y administrativos establecidos para proteger el patrimonio, sino que deja en evidencia una alarmante indiferencia frente a su rol como autoridad distrital. ¿Cómo puede un alcalde defender una obra propia que vulnera el interés público y el desarrollo turístico sostenible de su localidad?
Este episodio refleja con crudeza una falta de ética en la gestión pública que debería prender las alarmas tanto en el Ministerio de Cultura como en la Contraloría General de la República. ¿Dónde queda la fiscalización? ¿Dónde la transparencia?
Los Baños del Inca es uno de los distritos con mayor potencial turístico de la región, y casos como este solo empañan la imagen del destino. Cajamarca ha trabajado por décadas para posicionarse en el mapa cultural y turístico del Perú, y no puede permitirse retrocesos por decisiones personales que ignoran principios básicos de gestión pública y protección del patrimonio.
La presión social crece. Organizaciones de defensa del patrimonio, gremios turísticos y ciudadanos han empezado a exigir que el Ministerio de Cultura y la Procuraduría actúen con celeridad. Si no se toman medidas ejemplares, este caso podría sentar un precedente nefasto para todo el país.