La ciudad de Cajamarca enfrenta momentos críticos debido a una creciente ola de extorsiones que tiene en la mira a pequeños y medianos empresarios. En las últimas 48 horas, dos establecimientos comerciales fueron atacados a balazos por presuntos delincuentes que exigen pagos diarios a cambio de “protección”, generando alarma entre los vecinos y exponiendo una preocupante falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades.
El primer atentado ocurrió el viernes por la tarde en el restaurante Deliz Food, ubicado en la avenida Manuel Seoane. Según denunció su propietaria, una organización criminal que se hace llamar “Los Hijos de Dios” le exige S/ 20 diarios o S/ 2,000 mensuales, amenazándola de muerte si no accede al cobro ilegal. La emprendedora ha presentado pruebas a la Policía Nacional, incluyendo casquillos de bala y mensajes escritos con amenazas explícitas, pero hasta el momento —según su testimonio— no ha recibido ninguna medida de protección.
“Me dijeron que si no pagaba, iban a matarme o incendiar mi negocio. Entregué las pruebas y cambié de número, pero las amenazas siguen”, relató con temor la víctima, cuya identidad se mantiene en reserva por seguridad.
El segundo caso se registró en la madrugada del sábado, alrededor de la 1:00 a.m., cuando desconocidos dispararon contra la fachada de la discoteca Queens Vip, ubicada en la avenida Hoyos Rubio. El ataque se suma a otros similares sufridos por establecimientos nocturnos en semanas recientes, como la discoteca Nina, que también fue blanco de amenazas previas por presuntos extorsionadores.
Empresarios bajo presión, autoridades bajo cuestionamiento
Ambos ataques están siendo investigados por la Policía Nacional del Perú (PNP), aunque las víctimas y residentes locales aseguran que no hay resultados visibles ni patrullaje reforzado en las zonas afectadas.
Vecinos y familiares de los empresarios exigen una intervención urgente de la Policía Nacional, Fiscalía y el despliegue de unidades especializadas contra el crimen organizado. “No podemos seguir viviendo con miedo. Hoy atacaron negocios, mañana puede ser cualquier hogar”, declaró un dirigente vecinal en la zona afectada.
La ciudadanía cajamarquina pide acciones firmes, patrullajes constantes, protección para los denunciantes y, sobre todo, resultados en la lucha contra el cobro de cupos, una práctica delictiva que amenaza con desbordarse.
La ola de violencia pone en evidencia la necesidad de un trabajo articulado entre autoridades locales, policía, fiscalía y sociedad civil para frenar la expansión de redes extorsivas que, hasta ahora, actúan con total impunidad en la región.
