David Bennett, un estadounidense de 57 años con una enfermedad cardíaca y quien llevaba meses en cama, recibió un corazón de cerdo alterado genéticamente, convirtiéndose en el primer paciente en recibir un trasplante exitoso de corazón de cerdo. La operación se realizó en el Centro Médico de la Universidad de Maryland y duró ocho horas.
Durante 2021 más de 41.000 estadounidenses recibieron un órgano en trasplante, de los cuales 3.817 fueron corazones. Actualmente, alrededor de 110.000 estadounidenses se encuentra a la espera de algún trasplante.
Bartley P. Griffith, el médico que realizó el procedimiento de Bennett, afirmó a los medios que “ha sido una cirugía innovadora y nos acerca un paso más a la solución de la crisis de escasez de órganos. Simplemente no hay suficientes corazones humanos de donantes disponibles para cumplir con la larga lista de posibles receptores”.
Este trasplante se hizo luego de que hace meses cirujanos de Nueva York adhirieran el riñón modificado genéticamente de un cerdo a una persona con muerte cerebral. A este tipo de trasplantes de órganos de animales a humanos se les conoce como xenotrasplantes. Por ejemplo, en 1983 se hizo un trasplante de corazón babuino a un bebé, pero este solo vivió veinte días más; y en 1960 ya se había hecho un trasplante de riñones de chimpancé a humanos, sin embargo, la vida máxima de los receptores en ese entonces, luego del trasplante, fue de nueve meses.
Una de las ventajas de los cerdos para realizar estos procedimientos es que su organismo alcanza la madurez adulta con apenas seis meses de nacidos. Sus válvulas de corazón, de páncreas e incluso su piel ya se han utilizado en beneficio de algunos pacientes. Y aunque la aparición de nuevas tecnologías, como la edición de genes y la clonación, han permitido la producción de órganos de cerdo genéticamente alterados y con menos probabilidades de ser rechazados por el organismo humano, aún hasta hace poco había preocupaciones porque se desencadenara una respuesta inmunológica peligrosa para la vida de los receptores.
El corazón del cerdo que recibió el paciente Bennett tuvo diez alteraciones genéticas como la desactivación de cuatro genes, incluido uno que codifica una molécula que genera una respuesta de rechazo agresiva en los humanos; además, se desactivó un gen de crecimiento para impedir que el corazón siguiera creciendo luego del trasplante. Y se insertaron seis genes humanos en el genoma del cerdo con el fin de que los órganos de los cerdos se vuelvan más tolerables para el sistema inmunitario de los humanos.
El pronóstico de Bennett aún es incierto. Por ahora está siendo monitoreado a la espera de si el organismo produce alguna respuesta de rechazo al nuevo órgano, aunque durante las primeras 48 horas luego del procedimiento, que son las más críticas, no hubo ningún inconveniente. Además, se está monitoreando que no se le transmita el retrovirus porcino, un virus que puede transmitirse a los humanos, aunque esto tiene un bajo riesgo. Bennett afirmó que prefería arriesgarse a este “tiro en la oscuridad” a no tener ninguna otra opción.