Marcial Pablo Cueva, natural del caserío de Huayán, distrito de Namora, en Cajamarca, trabaja la tierra con sus manos y con el fruto de ello ha mantenido y alimentado a su familia.
Él es uno de los beneficiarios que tiene en esa zona de la sierra cajamarquina, el proyecto Haku Wiñay del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social (Foncodes), que pertenece al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Esta es una de las historias que nos unen a los peruanos.
Marcial es una persona sencilla, pero que con orgullo cuenta que gracias a Haku Wiñay existen 386 familias de productores rurales de la zona sur de Namora que ha tenido muchos cambios e implementado tecnologías que antes no se conocían en la zona, como ser el riego por aspersión.
“Acá cultivamos papa, maíz, huertos. Y gracias a la idea de Foncodes, plantamos alfalfa para alimentar a mis animalitos. También crío a gallinas y cuyes”, narró y explicó que la alfalfa es el cultivo más rentable que tienen, ya que a los 15 días o en un mes ya está saliendo al mercado y no hay otro cultivo que pueda sustituirlo, y en esta temporada tiene bastante salida.
Recordemos que Foncodes trabaja en la generación de mayores oportunidades económicas sostenibles de los hogares rurales pobres extremos, facilitando la articulación entre los actores privados del lado de la demanda y de la oferta de los bienes y servicios que se requieren para fortalecer los emprendimientos de estos hogares. Además, contribuye a la reducción de los procesos de exclusión que determinan que estos hogares no puedan articularse a dichos mercados.
Si bien reconoce y agradece la ayuda que se le ha brindado desde el Estado, este trabajador de sol a sol busca que la situación tenga un vuelco aún mayor. “Quiero un cambio real en este lugar. No quiero que las autoridades de turno sean paternalistas. No quiero que me regalen”, enfatizó.
Marcando el camino
En ese contexto de generación de mejoras y de superación es que indicó que hubo en la zona un concurso de emprendimientos y allí fue donde se inclinó por la panadería, actividad que, si bien tuvo que frenar durante la parte más fuerte de la pandemia, en la actualidad viene retomando de manera gradual.
“La economía familiar ha sido limitada mucho por esta pandemia. He tenido muy buen resultado de la panificación, hasta que se decretó la emergencia sanitaria”, dijo muy emocionado.
En ese sentido, subrayó que está muy agradecido con el proyecto Haku Wiñay, que se desarrolla a través de Foncodes, la que consideró como “una institución que nos ha marcado la huella y nosotros hemos seguido el camino”.
El proyecto Haku Wiñay de Foncodes ha apoyado, en lo que va del año, a más de 37 000 productores rurales con unos 85 millones de soles para que desarrollen sus emprendimientos.
Finalmente, Marcial dio un mensaje de optimismo y sostuvo que a pesar de todo encuentra la motivación para superarse: “Eso me ayuda a salir. Ya voy a comenzar nuevamente a elaborar mi pancito. Ya hemos conseguido la leña. Le vamos a poner el punche y salir adelante”.