El informe de SENASA y la Fiscalía ha mostrado las pésimas condiciones en la que funciona el camal y nos hace recordar que Cajamarca pudo tener un nuevo y moderno pero el alcalde Andrés Villar, no quiso.
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Cuando la gestión de Manuel Becerra llegaba a su fin, en diciembre de 2018 pusieron la primera piedra para la construcción del que sería el nuevo y moderno camal municipal que tendría Cajamarca.
La implantación del proyecto estaba al costado de la plaza pecuaria de Iscoconga. Las empresas encargadas de ejecutar la obra eran Consorcio Eckerd Perú S.A. y Supermercados Peruanos S.A. ¿La modalidad? Obra por impuestos.
La nueva infraestructura requería una inversión de S/ 16.7 millones y planeaba beneficiar a más de 131 mil cajamarquinos. El camal también permitiría beneficiar diariamente en promedio 50 cabezas de ganado vacuno, 170 cabezas de ganado ovino y 183 de ganado porcino, haciendo un total de 403 animales beneficiados.
El proyecto se planteó como un compromiso para solucionar el lúgubre estado del actual Camal Municipal, el cual funciona en el centro de la ciudad de Cajamarca.
GESTIÓN DE VILLAR DESCARTA EL CAMAL
Hace unos meses, el alcalde Andrés Villar decidió no continuar el convenio que dejó la gestión anterior con el Consorcio de Supermercados Peruanos. El grupo empresarial iba a construir el camal más grande y moderno del Perú, sin embargo, la Municipalidad decidió cancelar todo.
Uno de los argumentos de Villar para cancelar el proyecto es que el costo de mantenimiento que es cinco veces más que lo que Cajamarca produce en industria cárnica al año.
Como consecuencia, el Consorcio de Supermercados Peruanos comunicó su decisión de resolver el convenio y solicitó a la Municipalidad que devuelva los S/. 319,292.81 por el expediente técnico del proyecto.
Es así como Cajamarca perdió un gran proyecto que pudo solucionar la actual problemática del camal municipal, el cual se ubica al centro de la ciudad generando riesgos de salubridad y contaminación del medioambiente.
Y por si fuera poco, el dinero de la devolución del expediente técnico salió del bolsillo de los cajamarquinos.