Una aspiración siempre anhelada fue el establecimiento de una ruta aérea hacia Cajamarca. En julio de 1921, por cuenta de la «Compañía Nacional de Aeronáutica», parten de Bellavista, el piloto norteamericano Lloyd Ray Moore y su alumno César Lecca Reátegui, en un avión italiano «SVA» de 20 HP, con la misión de instalar la línea aérea en la ruta Bellavista (Lima) – Trujillo – Cajamarca – Iquitos. Después de aterrizar en su primer destino, Trujillo, el 19 de julio decolan rumbo a la ciudad de Cajamarca y, después de 50 minutos de vuelo, aterrizan satisfactoriamente en un improvisado campo de aterrizaje conocido como Belempampa (Shultín).

Este hecho constituyó un acontecimiento que convulsionó a la tranquila Ciudad del Cumbe. Los pilotos fueron recibidos en forma apoteósica y triunfal. El prefecto del departamento, el burgomaestre de la ciudad y las familias notables de la ciudad organizaron una fiesta que duró tres días, ya que la ocasión así lo ameritaba.
El día de la partida, después de la revisión técnica de la nave, los pilotos la abordaron para continuar su viaje con destino a Chachapoyas. El pueblo esperaba ansioso el decolage. Sin bien el aterrizaje fue exitoso, y contagiante el alborozo del pueblo que había asistido al espectáculo, el viaje de regreso no tuvo estas características, por cuanto al intentar elevarse, una vaca que pastaba en el campo se atravesó el preciso momento que el avión trataba de despegar, produciéndose el capotaje de la nave, a consecuencia de ello quedó inoperativa, pero felizmente sin daños personales, ya que el piloto salió ileso de este accidente, presentando solo heridas leves.

Aún en la época actual, este suceso es un tema del recuerdo, y como testimonio quedaron por muchos años los restos del avión en el hangar de Shultín. Se puede considerar a este hecho como un viaje aéreo precursor en la ruta hacia Cajamarca.
Como era de necesidad pública un aeropuerto, se organizó una «Junta de Aterrizaje» para cumplir con la meta propuesta. Fue Shultín el lugar elegido y, en 1930, se pidió al pueblo una colaboración para construir una vía que uniera este lugar con la ciudad. Entre los principales aportantes figuran miembros fundadores de la Cámara de Comercio de Cajamarca: La firma Hilbick Kuntze y Cía, Augusto Chávarri, Hurtado Chiong y Cía, Claus F. Prelle y otros. Constituye un acuerdo importante que tomó la Junta General de la Cámara de Comercio, el 30 de abril de 1932, por el cual se determina gestionar ante el Presidente de la República o la autoridad pertinente, que se establezca servicio aéreo a esta ciudad, el mismo que traería beneficios al comercio, transporte postal y al servicio de pasajeros.

Las gestiones realizadas tuvieron respuesta de las autoridades, porque en el diario cajamarquino «El Día» (1932) se menciona que en comunicaciones telegráficas de los pasajeros que viajaron a Lima en la Compañía de Aviación Faucett, expresaban su agradecimiento al «estimable caballero alemán Claus F. Prelle por sus valiosas gestiones para la venida del avión». Posteriormente, en 1934, llegó un trimotor de Panagra y al año siguiente, se condujeron varias toneladas de carga, de Cajamarca con destino a Chachapoyas, en aviones de esta compañía.
En 1936, don Alejandro Castro Mendívil, consiguió convencer a Elmer Faucett para que transportara ganado en uno de sus aviones. Quitaron los asientos y trasladaron ocho terneros de raza Holstein como si fuera un avión de carga. Fue, posiblemente, el primer transporte aéreo de ganado en el Perú.
La Cámara siempre estuvo atenta a que nuestra ciudad contara con este servicio. En 1936, acuérdase oficiar al Ministro de Aviación, ingeniero Recavarren, a fin de que con su apoyo se pueda conseguir que Cajamarca fuera comprendida en la nueva ruta aérea Lima – Moyobamba, ya que ésta realizaría escalas en Chiclayo y Chachapoyas. Una noticia importante fue publicada por el diario «El Cumbe» el 11 de agosto de 1939, en la que se anunciaba a la ciudadanía cajamarquina, que el señor Wenceslao Valera Villacorta, miembro de la Cámara de Comercio, había realizado gestiones en la capital y como fruto de ello, la Dirección de Aviación había determinado que la Compañía «Cóndor» efectúe, con carácter de obligatoriedad, una escala en Cajamarca en su ruta hacia Iquitos. Felicitaban a la Cámara de Comercio «por la obra emprendida en bien de los intereses generales de Cajamarca ha de causar el más genuino alborozo».
Tomado del libro «Cajamarca: Crónicas y juegos del ayer«, del destacado historiador cajamarquino, Julio Sarmiento Gutiérrez.
Estraver Torres, Joel. Cajamarca cuna de grandes aviadores
Fernández Prado, Alberto. La aviación en el Perú.